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8. El comportamiento es comunicación


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Este módulo profundiza en cómo podemos apoyar a los estudiantes para que comuniquen lo que necesitan, sin que tengan que recurrir a comportamientos disruptivos.

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Imagina que estás a punto de entrar por la puerta después de un día muy largo en el trabajo. Tal vez olvidaste tu almuerzo y no has comido desde la mañana. Los zapatos te lastiman los pies y tienes mucha sed. Ha sido un día muy largo y lo único que quieres es sentarte en el sofá con tu bocadillo favorito. Pero entonces, entras a tu casa y ves una factura sin pagar sobre la mesa. De repente, recuerdas que es el cumpleaños de tu hermano y olvidaste enviarle un mensaje de texto. Te das cuenta de que el fregadero está lleno de platos y, mientras dejas tus bolsas, notas que el piso está mojado… tu mascota orinó por todas partes. Justo en ese momento, tu pareja aparece muy alegre. Tiene el día libre y te dice: “Tengo mucha hambre. ¿Qué hay para cenar?”

Entonces…¿Qué harías? Si eres como muchas personas, podrías perder un poco, o mucho, la paciencia. Quizás llegues a gritar: “¿Qué? ¿Estás bromeando? ¿Por qué estoy a cargo de la cena?”. Tu pareja podría retroceder y decirte: “¡Oye! ¿Cuál es tu problema?”. Nadie está contento en esta situación. ¿Alguna vez has tenido esta experiencia?

Este video explica cómo todo comportamiento es una forma de comunicación de nuestras necesidades insatisfechas. Debemos reformular nuestra reflexión sobre los comportamientos «buenos» o «malos» y, en cambio, tratar de averiguar lo que el estudiante está tratando de decirnos. Veremos dos ejemplos y contaremos algunas ideas de cómo puede entender mejor lo que los estudiantes están tratando de comunicar a través de su comportamiento en su programa.

Volvamos a nuestro primer ejemplo. Es útil pensar en el comportamiento como un témpano de hielo. La punta, sobre la superficie, representa lo que podemos ver. En este caso, tu pareja vio tu enfado: gritos o tal vez incluso que te retiraste enojado. No vio lo que estaba bajo la superficie o tus necesidades insatisfechas: sentirte hambriento y sediento, el dolor de los pies por haber trabajado todo el día, darse cuenta de que olvidaste un cumpleaños, la factura sin pagar, los platos sin lavar, etc. Todo lo que vio fue cuando explotaste, pero, por supuesto, había mucho más. El comportamiento siempre comunica algo y siempre demuestra una necesidad insatisfecha.

Por supuesto, hay muchísimas cosas que adolescentes y preadolescentes podrían experimentar antes de venir a nuestros programas que afectan su comportamiento. Tal vez no durmieron bien la noche anterior, no desayunaron o tuvieron una interacción negativa con un compañero, hermano o cuidador antes de llegar a nuestro escenario. Para los estudiantes con discapacidades o estudiantes que hablan diferentes lenguas en casa, debemos ser aún más intencionales y curiosos sobre qué necesidades insatisfechas se comunican con el comportamiento.

Vamos a explorar cómo se ve esto para Isabella, una estudiante de secundaria con síndrome de Down que usa una tableta para comunicarse. Una mañana, su abuela la trae y debe irse inmediatamente. Isabella está muy molesta. No quiere unirse a sus amigos en el área de la entrada exterior ni ir a la sala multiusos para desayunar. En cambio, ella grita y pisotea, y tira su mochila y su botella de agua al suelo.

La directora, la señora Pritchett, recuerda la analogía del témpano de hielo y se pregunta lo que Isabella podría estar tratando de comunicar. “¿Qué hay bajo la superficie en su caso? ¿Qué necesidades insatisfechas tiene?”. Ella piensa cómo Isabella comparte sus pensamientos usando su tableta y toma tarjetas visuales de emociones para apoyar la conversación. La señora Pritchett entiende que Isabella no está actuando así para irritar a los que la rodean, sino más bien que se siente molesta y no es capaz de decirle a los adultos o amigos cómo se siente y lo que necesita.

La señora Pritchett se acerca a Isabella, reconociendo que ella no se siente bien, diciendo: “Oh no, veo que estás molesta, lo siento mucho”, mientras le muestra a Isabella la imagen de un adolescente que está molesto en las tarjetas visuales sobre emociones. “Parece que podrías sentirte frustrada o triste porque tu abuela tuvo que irse o estabas enojada”. Los elementos visuales llaman la atención de Isabella. Deja de gritar y pisotear, y se acerca a la señora Pritchett.

La directora pregunta: “¿Quieres un poco de agua o tomar un descanso en mi oficina?”. Isabella se mueve para recoger su botella de agua y la señora Pritchett saca la tableta de la mochila. Le pregunta: “¿Puedes decirme cómo te sientes para que te pueda ayudar?”. Isabella usa su tableta y presiona el botón que dice “triste” y luego “enojada”. “Bueno, sí, ya veo. Me preguntaba si estabas triste y enojada porque la abuela hoy tuvo que irse rápidamente”. Isabella asiente con la cabeza y presiona un botón que dice “desayuno comer”. La señoraPritchett deduce que tal vez fue una mañana agitada y quizá no hubo suficiente tiempo para desayunar y, combinado con la rápida entrega sin el ritual habitual de despedida amorosa por parte de la abuela, entiende por qué Isabella puede estar molesta. “Gracias por decirme lo que necesitas, Isabella. Vamos a desayunar juntas”.

Pensando en nuestro ejemplo del témpano de hielo, podemos ver que el comportamiento de Isabella —gritar, pisotear y lanzar cosas— fue la única manera que tuvo, en ese momento, de comunicar sus sentimientos. Pero su profesora tenía curiosidad por lo que podría haber debajo de la punta del témpano de hielo y la ayudó a comunicar sus deseos y necesidades de forma que todos puedan entender.

A veces, también debemos prestar atención al lenguaje corporal del estudiante o a las señales no verbales cuando tratamos de averiguar lo que intentan decirnos.

Hablemos de otro ejemplo. El club de robótica de Khalid está introduciendo un nuevo robot que hace un ruido fuerte cuando se mueve. Cada vez que el maestro, el señor Roman, usa el nuevo modelo de robot, Khalid retrocede, se tapa los oídos y parece tenso. Un día, después de que el señor Roman usa el nuevo modelo, Khalid salta de su silla y corre lejos a la esquina donde se sienta en el suelo, cubre sus oídos y gira su cuerpo hacia la pared.

En el ajetreo y bullicio de presentar el nuevo robot, su maestro no entiende de inmediato que el ruido que hizo hacía sentir incómodo a Khalid. En cambio, intenta hacer que vuelva al grupo, pero Khalid se niega. Después de unas sesiones, el señor Roman se da cuenta de que Khalid deja la hora del círculo sólo cuando el nuevo robot estaba allí. No sabe cómo decir que no le gustaba el ruido, así que abandona la actividad.

Si el señor Roman solo prestara atención a la punta del témpano de hielo o al comportamiento visible de huida de Khalid, se no se hubiera dado cuenta de la razón de su comportamiento y lo que está debajo de la punta del témpano de hielo. A Khalid, como a mucha gente, no le gustan ciertos ruidos; le hacen sentir incómodo o nervioso.

Al día siguiente, el señor Roman hace una imagen para que Khalid pida un descanso cuando usa el nuevo robot y lo alienta a usarla antes de que salga. Le da muchas advertencias, diciendo cosas como: “Hoy, demostraré un ejemplo usando el nuevo robot que es un poco ruidoso. Si quieres tomarte un descanso en ese momento, está bien. Puedes mostrarme la tarjeta de descanso”. Justo antes de encender el nuevo robot, el señor. Roman encuentra a Khalid y este levanta la tarjeta de descanso. De inmediato, el señor Roman sonríe y dice: “¡Buen trabajo, Khalid! Puedes tomarte un descanso. Gracias por hacérmelo saber”.

En estos ejemplos, los maestros se tomaron el tiempo de averiguar lo que los estudiantes estaban intentando comunicar con su comportamiento y crearon formas para que ellos expresaran lo que necesitaban. A veces, esto significa que un adulto apoya a un estudiante individualmente para atravesar una interacción difícil, como vimos con Isabella. Otras veces, un adulto puede crear una nueva forma para que un estudiante comparta sus deseos y necesidades, como vimos con Khalid.

Por supuesto, siempre es importante hablar con la familia sobre qué más podría estar pasando en relación con cierto comportamiento y pedir su opinión. La parte más importante de ayudar con el comportamiento es intentar entender qué está tratando de decirnos el estudiante y recordar que lo que vemos es solo la punta del témpano de hielo.