3. Cómo fomentar la membresía y el sentido de pertenencia

¿Alguna vez has entrado en un lugar y al instante sentiste que pertenecías?
¿Qué aspecto del lugar te hizo sentir así? ¿Fue la gente? ¿El entorno físico? ¿Fue la estructura de la actividad?

Ahora, piensa en un lugar donde no sentiste que pertenecías.
¿Qué cosa del lugar te hizo sentir así?

En este video, empezaremos hablando de cómo los entornos inclusivos requieren de una planificación cuidadosa. Luego analizaremos estrategias para crear comunidades inclusivas. Estas incluyen desarrollo comunitario a través de rutinas diarias, incluir a las familias mediante información accesible, el uso de “ventanas y espejos”en las actividades del programa y establecer la cultura de inclusión que los miembros del personal deben promover.

Terminaremos con un recordatorio de que la creación de espacios inclusivos es un viaje permanente. ¡Empecemos!

El sentido de pertenencia y la membresía son algo que todos quieren y necesitan para sentirse seguros e incluidos. Cuando las familias y los niños pequeños reciben mensajes intencionales de que pertenecen, es más probable que participen en actividades, tengan un propósito, entablen relaciones, y estén prestos a aprender.

Sin embargo, los entornos que promueven el sentido de pertenencia y la membresía no solo suceden porque sí; son el resultado de una planificación cuidadosa.

Crear espacios realmente inclusivos requiere de planificación y de una profunda reflexión. Hablemos de cuatro estrategias que puede usar para desarrollar comunidades inclusivas.

Una forma de crear espacios inclusivos para los estudiantes pequeños y sus familias es proporcionar rutinas diarias constantes y predecibles diseñadas para crear comunidad. Las rutinas promueven oportunidades auténticas para que su programa, agencia o centro espiritual desarrollen con los estudiantes y las familias el sentido de pertenencia.

Una rutina simple es dar saludos y despedidas positivas y personales todos los días a cada niño. Usar su nombre y compartir una afirmación positiva todos los días, como “¡Buenos días, Beruk! ¡Me da mucho gusto verte esta mañana!” o “¡Adiós Samantha, diviértete más tarde con tus hermanos!” son formas simples y efectivas de promover el sentido de comunidad.

Planifica intencionadamente maneras para que los niños se conozcan y entablen amistades. Esto podría significar que, como primera actividad, debas enseñar activamente a los niños los nombres de los demás y motivarlos a decorar una etiqueta con su nombre y una actividad favorita. Luego, podrías invitar a todos a encontrar otro compañero que comparta este interés o que haya realizado esta actividad anteriormente.

Proporcionar calcomanías, estampas, marcadores, incluso fotos para collages y apoyo para adultos garantiza que todos puedan participar, independientemente de cómo escriban, dibujen o de si les gusta usar materiales artísticos.

Compartir el cronograma diario y una lista de actividades también puede ayudar a las familias a sentirse incluidas en el programa. Esto les ayudará a planificar el día de su hijo. Por ejemplo, las familias podrían compartir esta información con sus hijos y comenzar a hablar sobre las actividades que se realizarán en el programa.

Al compartir información con las familias, especialmente aquellas que tienen niños con discapacidades o niños que hablan idiomas que no sean inglés, compártala de múltiples maneras. Las familias quizá precisen información por escrito y por medios electrónicos que les permita usar aplicaciones de traducción, como Google Translate. Para otra familia puede ser útil un video grabado que explique el cronograma diario, para poder pausarlo o rebobinarlo como les convenga.

Por último, enviar a las familias imágenes de objetos que el estudiante debe o puede traer consigo cada día, como su dispositivo de Comunicación Aumentada y Alternativa (AAC) o un pequeño juguete antiestrés, ayuda a familias que tienen hijos con discapacidades a sentirse seguras de que tendrán lo necesario para sentirse cómodos y participar.

Otra estrategia para crear una cultura de pertenencia es usar la idea de “ventanas y espejos” al momento de planear actividades y preparar el programa. Una “ventana” se refiere a mirar algo y aprender sobre las experiencias y las perspectivas de otra persona que son diferentes de las propias. Mientras que un “espejo” se refiere a ver las experiencias y las perspectivas de uno mismo reflejadas en lo que leemos, escuchamos, estudiamos o analizamos.

Aprender sobre nuevas experiencias y verse reflejados de maneras positivas es importante para todos, pero especialmente para los niños de color, los niños con discapacidades, los niños que se identifican como LGBTQIA+ y otros grupos marginados. Puede que seas parte de un grupo que no necesite esforzarse para que su raza, cultura, religión y experiencias se vean reflejadas en lo que leen, ven o escuchan.

Las perspectivas de gente blanca, cisgénero y sin discapacidades son a menudo el foco en los libros infantiles, las actividades y el mercadeo. Debido a esto, a menudo puede haber un sentido de pertenencia y membresía “incorporado” para estos grupos que los niños y las familias de otros grupos no pueden sentir.

A menudo, los “espejos” para estudiantes pequeños con discapacidades o estudiantes pequeños de color son inexistentes o están eclipsados por los muchos “espejos” disponibles para los estudiantes que se identifican como blancos o no discapacitados. Como docentes, personal de apoyo y líderes, es importante buscar activamente libros e imágenes visuales para mostrar y decirles a los niños y sus familias que son importantes, y que sus perspectivas y experiencias son valiosas en el programa.

Pregúntese: “¿Estoy brindando oportunidades para que todos los estudiantes se vean reflejados positivamente en nuestras actividades? ¿Podría una variedad de familias verse reflejadas positivamente en nuestro sitio web y en nuestros materiales de marketing? ¿Estoy brindando oportunidades para que todos los estudiantes aprendan sobre experiencias y perspectivas diferentes de las propias?”
De lo contrario, reflexiona sobre las formas de agregar espejos y ventanas auténticos y verdaderos para todos los estudiantes y familias.

Finalmente, recuerda como docente, personal, consejero o líder, marcas la pauta de cómo puede implementarse la inclusión. Por ejemplo, si hay aprendices con discapacidades que usan una manera diferente de comunicación, como un dispositivo de Comunicación Aumentada y Alternativa (AAC), o estudiantes que están aprendiendo inglés, podría ser fácil para un maestro accidentalmente evitar interactuar con ellos.

Si un docente da la impresión de que es demasiado difícil interactuar con ciertos estudiantes, otros estudiantes en el grupo harán lo mismo que el docente. Como personal, asegúrese de estar jugando y hablando con todos los niños, sin importar su idioma, raza, identidad de género, religión, origen cultural o forma de comunicarse.

Si hay niños que quedan excluidos, pregúntate: “¿Qué puedo hacer de manera diferente para ayudar a todos los niños a desarrollar el sentido de pertenencia?”
Porque recuerda: crear espacios inclusivos que acepten y celebren las diferencias es un viaje interminable. Nunca habrá un momento en que “llegue” a la inclusión completa o que haya “terminado” de crear espacios inclusivos. Todos tenemos espacio para mejoras, reflexión y crecimiento al trabajar en crear espacios que acojan a todos.

Los programas inclusivos son espacios en donde todos se sienten bienvenidos, apoyados y que pertenecen. Usa una de las listas de verificación de prácticas inclusivas que se incluyen con este módulo para empezar a reflexionar sobre tu programa. Luego de responder algunas preguntas, elija algunos elementos para empezar a mejorar los mensajes futuros del programa en torno a la bienvenida e inclusión de todos los estudiantes pequeños y sus familias.